La luna llena brillaba, resplandeciente, sobre los tejados de París. Entre ellos, destacaba uno en especial. Aquel bonito edificio, presidido por una inmensa pirámide de cristal y situado a orillas del Sena. Ese mágico lugar, era donde el agente Roger se ganaba la vida. Roger era el encargado de la seguridad nocturna del Museo del Louvre, el museo más famoso de Italia y el más visitado del mundo.
Aquella noche todo parecía normal. Pero, sobre las cuatro y cuarto de la madrugada, Roger advirtió algo raro en sus monitores. La sala donde se encontraba La Gioconda, obra maestra de Miguel Ángel, aparecía a oscuras. Tras un fugaz parpadeo, la luz volvió. Roger no sabía si lo había soñado en una cabezada.
Al día siguiente, durante una visita, la directora del museo, Danielle, vio una extraña y minúscula mancha en la parte inferior del marco del cuadro.
- ¡Qué venga Jean Pierre!- dijo.
Apareció, ipso facto, un hombre enfundado en una reluciente bata blanca. Tras una meticulosa inspección, confirmó lo que el director había temido:
-Este cuadro no es el auténtico.
MI FINAL (Arantxa)
Lo que, realmente, había sucedido fue que durante esa noche, dos ladrones entraron por una de las ventanas, descolgándose desde la azotea; cortaron, por un momento, la luz de la sala (de ahí el parpadeo que advirtió Roger) y, en cuestión de segundos, robaron el cuadro y colocaron uno falso en su lugar.